No habrá sino ausencias de CARIDE, CAROLA

El pasado no se puede borrar, lo llevamos a la espalda. Podemos distanciarnos, fingir que no pasó nada, pero sus marcas siempre aparecen a tiempo para recordarnos quiénes somos. Cuando Ins estaba a punto de salir de su apartamento en la Huthmacherstrasse, descubrió un sobre tirado debajo de la puerta. ¿Quién puede escribirle? Las personas que vivían en México ya no están allí, sus amigos de la infancia, los pocos que aún tienen, nunca se comunican por carta y mucho menos escribiendo con tinta. No tenía miedo, el miedo seguía siendo un sentimiento que enterró. Pasaron muchos años trabajando en el olvido para que, en ese momento, cuando se postren, no tengan miedo. Definitivamente. Aún no, lo que le preocupa (ya nadie escribe cartas), sino el hecho de que está dirigida a él con otro nombre, uno con el que nadie le llama desde hace mucho tiempo. Hasta donde podía recordar, ella era Ins Latorre, no Julia Lafuente. A través de la presencia de esa misteriosa carta, la novela tiende un puente entre la realidad y la ficción para narrar los efectos de la dictadura, el exilio forzado, la verdad inacabada, la muerte y el duelo. ¿Es posible el arrepentimiento después de la violencia? ¿Cuántas expresiones hay para hablar de orfandad? ¿Olvidar es la única cura para el dolor? Con nada más que pérdidas, Agustina Caride explora diferentes formas de soportar y superar la pérdida. Un juego de desdoblamiento entre narrador y personaje, donde la realidad (de uno) está ausente de la ficción (del otro). Dos identidades femeninas que intentan reconstruir los fragmentos del pasado y así poder reparar su presente. Su drama es el consuelo de Clara. Escribir es la clave de escape para ambas mujeres.